Adriana López resultó gravemente herida en un siniestro con impacto latero-posterior.
Ella viajaba junto con su hijo de apenas 3 años y medio en uno de los vehículos implicados.
Su hijo salió ileso.
Todavía, un año después, continua con secuelas de las lesiones sufridas.
A continuación os dejamos su testimonio sobre lo ocurrido:
Soy Adriana López y el 18 de septiembre se cumplió 1 año de nuestro accidente de tráfico. Viajábamos mi hijo y yo solos y era el cumpleaños de su padre. Ahora es un cumple-años compartido.
ANTES DEL ACCIDENTE
Como casi todas las familias, por desinformación, al principio llevaba a mi hijo sin todos los elementos de seguridad. Afortunadamente, gracias a Noemí de Pequeños Viajeros (Aranjuez) a mí me llegó la información a tiempo, como a ti que ahora lees estas líneas.
EL DÍA DEL ACCIDENTE
Mi hijo tenía en ese momento 3 años y 4 meses y viajaba en una Klippan Century en el coche principal, un BMW Serie 1 del 2008. Volvíamos del primer día de colegio por la autovía TO-21, Toledo-Torrijos, a escasos 20 km de casa.
Una carretera sencilla, un trayecto corto y conocido. Durante la mañana había caído la primera lluvia de fin de verano. Viajábamos dentro del límite de 120 km/h, no adecuada a las condiciones previas. Mientras adelantaba a un camión, perdí el control de las ruedas traseras, no sabemos si por agua o aceite, y dimos varias vueltas hasta colisionar en la parte posterolateral con una baliza y después con el quitamiedos terminando parados en la mediana.
En ese momento el tiempo se me detuvo, dejé de escuchar los sonidos, ni siquiera tengo conciencia del impacto. Lo único en mi cabeza era que mi hijo, viajaba detrás. Un pensamiento recurrente que me duró meses.
CONSECUENCIAS DURANTE ESTE PRIMER AÑO
El coche le dieron siniestro. Mi diagnóstico, mujer de 28 años: pérdida de lordosis fisiológica por el síndrome del latigazo cervical y discopatía C4-C5. La primera, reversible, continúa confirmada por una nueva resonancia y estoy en rehabilitación fisioterapéutica intermitente por cervicalgia 1 año después. La segunda, irreversible, aunque no se puede confirmar que estuviese previamente. El diagnóstico de mi hijo: ileso y bajo mi percepción no se enteró hasta que llamé a emergencias.
Ningún Guardia Civil de Tráfico ni profesional sanitario destacó este hecho, lo cuál demuestra el gran camino que queda por recorrer a este movimiento a contramarcha, que verdaderamente SALVA VIDAS. No quiero pensar cuáles hubiesen sido las consecuencias en el cuello inmaduro de mi hijo, quizá mortales o invalidantes.
MI CAMBIO INTERIOR
La silla tuvo que ser sustituida por recomendación del fabricante. Sin lugar a dudas, por otra igual. Elegimos en una tienda especializada de la Asociación la Century para alargar el máximo tiempo posible. Ahora tengo claro que mi hijo dejará de viajar a contramarcha cuando el mercado deje de brindarnos opciones.
Él presume orgulloso de ir ACM. Obviamente se queja en los viajes: porque le he apretado mucho, porque lo he hecho poco, porque está cansado, porque se le cae un rizo del flequillo… ¡por todo! Pero si le preguntas, dice que está cómodo, incluso en otra silla y otro coche en el que tiene menos espacio para las piernas.
Con el segundo bebé en camino, en la elección del nuevo coche ya miramos a futuro y elegimos una Volkswagen Touran por tener 3 plazas reales detrás en las que quepan sin tetris sillas ACM.
Con la silla sustituida y el coche nuevo, el 23 de mayo tuvimos otro accidente menor los tres. Con la A4 cargada de domingo, circulando por el carril central, con coches a ambos lados, impactamos a aproximadamente 100km/h con la rueda de un camión que había estallado.
Mi sensación fue distinta: según veía que nos acercamos irremediablemente al obstáculo, tenía la seguridad de que mi hijo saldría ileso.
Yo tampoco pensé que esto podría pasarme pero afortunadamente invertí mi tiempo y dinero en prevención. Siempre me han parecido sillas caras pero desde el accidente, las siento demasiado baratas: ¿200-500€ por evitar lesiones en mi hijo? Me hipotecaría. Porque su vida, que es nuestra vida, no tiene precio.
EL FUTURO, TU FUTURO
Semanas después pude dar un sentido a este accidente. Tocó de cerca a familiares y amigos que han continuado a contramarcha más allá de los 4 años. Mi testimonio se difundió a través de la Asociación LACTAMA de Torrijos (Toledo) compartiéndose 2.700 veces y alcanzando a medio millón de personas, incluido de Latinoamérica.
Espero de todo corazón que mi testimonio también toque tu corazón y sirva para que tu hijo o hija y los de otras muchas familias de tu entorno, tengan la misma oportunidad que el mío.
¡Infinitas GRACIAS por la gran labor de la Asociación!
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